del mas allá siempre me están mandando mensajes, a veces los recibo… a veces no. pero cuando el mensaje llega, es contundente… y menos mal!
qué me pasa cada vez que viene y me ofrece poner semejante cantidad de guita para llevar adelante una idea que básicamente es mi pasión? me siento incómoda, me siento rara. lo primero que me viene a la cabeza es que ni mis padres apostaron tanto por mi. cada idea que tuve, cada vez que pedí apoyo a la familia para llevar adelante un proyecto propio, éste fue denegado por ingenua, por soñadora, por inmadura.
sin embargo, viene este buen hombre a decir que si no es conmigo, no es con nadie porque la mejor socia del mundo soy yo, y me valoriza y me pone un precio… y es tan surreal que pienso que está fuera de sus cabales, que perdió la cabeza, que no está pensando con claridad. me siento no merecedora.
se activa la herida de no merecimiento, de quedarme siempre en la misma porque en el clan nadie puede pretender más, nadie puede osar pensar diferente.
siento rechazo, no percibo ese valor en mi, por ende no tiene sentido nada de lo que me dice. siento que está loco, que está flasheando. y me detengo… siento adentro mio que me dicen que por algo esta fantástica oportunidad llega a mi vida, una vocecita desde mis vísceras me dice Mariana no seas pelotuda, cuántas veces pensás que puede aparecer alguien así en tu vida dispuesto a dejarlo todo en la cancha? y ahí es cuando digo, ya fue. el no merecimiento lo tiro por la borda, este tren no vuelve a pasar y me subo.
pero es al mismo tiempo que me doy cuenta que este rechazo, este sentimiento de no correspondencia hacia lo que el otro valoriza en uno, es aplicable en todos los ámbitos y sin dudas me hace entender y poner en perspectiva cuando la pelota estuvo del otro lado, y no tomármelo personal.
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